Comencemos por definir los conceptos de estilo y ornamento. Los ornamentos son los elementos de la decoración. La decoración, por su parte, se define como el arreglo de elementos que transmiten orden y belleza y envuelven la totalidad del espacio. El estilo es una manera de hacer, por lo que le acompaña la idea de precepto, de imitación, de adherencia a los modelos. Se asocia a la obra que alcanza una armonía original, cabal e irrepetible. Por tanto podemos decir que los ornamentos específicos que se utilizan como parte de una decoración en un espacio definirán el estilo que caracteriza esa obra. Estos se marcan por la percepción humana.
La lectura “El sistema de la moda” nos recuerda que la moda está constantemente cambiando pero de igual forma todo tiene su inicio básico. Mientras los tiempos van evolucionando existen formas de “ornamentar” o “decorar” un “estilo” determinado por las necesidades contemporáneas y los gustos emergentes. Esto permite distinguir cada época por su propia expresión única que, aunque se pueda repetir al pasar los años, siempre se va a reconocer su origen. Por ejemplo: en Plaza las Américas tenemos una mezcla de estilos, ornamentación y decoración. Está diseñada específicamente para representar un centro comercial pero integra detalles en los pasillos y balcones, tales como palmas, plantas, fuentes de agua, cristales, áreas de descanso, áreas de juego para niños. Esto provoca la sensación de que las personas están en una plaza abierta donde pueden disfrutar en familia mientras tienen comodidades o beneficios adicionales a su alcance.
La lectura “Architecture without Architects” nos habla acerca de que todo tiene un comienzo básico. Todos los elementos básicos de estructura fueron creados hace muchos años antes de definir qué era arquitectura. Todo comenzó con composiciones naturales que mas adelante se documentaron como soportes o ideas para la construcción de proyectos. De esta forma pudimos definir precisamente cómo se puede proyectar algo o la solución estructural o espacial a una idea inicial. Para entenderlo mejor, evaluemos la siguiente imagen.
Si nos enfocamos en la decoración de este edificio observamos que éste no tiene ningún ornamento ni decoración que llame más la atención que otros. Es una composición uniforme que se decora verdaderamente por su material, la carpa, la escalera, la elevación del suelo y el ambiente que lo rodea. La gente puede interpretar este espacio como una antigua y pequeña casa de campo. Se puede percibir como una estructura simple, abierta y sencilla que posiblemente fue construida por una familia campesina hace mucho tiempo, considerando el estilo de la época del 1960. Si consideramos la decoración u ornamentación de este edificio podemos concluir que es para pertenecer a su ambiente social y cultural, no es algo singular. En el pasado este estilo tal vez se consideraba algo típico entre las familias del área y su mayoría podría haber tenido una composición idéntica. Sin embargo, si la ubicamos en el tiempo presente, se puede considerar como algo singular pues su material y su forma no es muy común en construcciones modernas. Dependiendo el punto de vista, la región, el conocimiento, el ambiente y el gusto uno puede definir el edificio de una forma única y singular o de una forma común, conformista o parte de la sociedad.
Considerando los conceptos de estilo y ornamento, podemos decir que tenemos la capacidad de crear ambientes fuera de lo común y que propongan una realidad alterna. Elementos ya existentes se retoman para poder interpretar cómo algo se integra y da una imagen. Mientras transcurren los años descubrimos diversas maneras de organizar estas ideas básicas conforme a la necesidad y se puede seguir evolucionando hasta que tomemos decisiones acerca de cómo vamos a aplicarlas a lo que es “moderno”. El sistema decorativo no es lo que hace el edificio pero lo distingue y lo caracteriza de otros. Se puede construir de cualquier manera; lo que importa es que cumpla con los requisitos necesarios, lógicos y estéticos que lo destaquen.
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